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El reportero David Jiménez |
"David Jiménez escribe con una verdad y emoción que pocos son capaces de transmitir" Fernando Mas, subdirector de elmundo.es
El 14 de noviembre de 2013 tuvo lugar la IV Edición de Newspaper en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, con un invitado muy especial: David Jiménez, un periodista que trabaja como corresponsal en Asia para el periódico El Mundo.
David dejó atrás la comodidad de las cuatro paredes de la redacción del periódico El Mundo en 1998 para dedicarse a la corresponsalía en Asia. Todo esto supuso un cambio radical en su vida que le permitió realizar otro tipo de periodismo, uno más humano, sin ataduras, contando lo que realmente pasaba con las gentes de pequeñas aldeas localizadas en Indonesia, Filipinas, Nepal a las que daba voz
En su camino se ha topado con todo tipo de retos, siendo testigo de la desesperación que mostraban los niños que buscaban a sus padres tras un tsunami, observando como niñas de entre 7 y 12 años eran obligadas a vender su virginidad al mejor postor, y perdiendo a compañeros de profesión y amigos por el camino.
"Con la crisis hay medios que no quieren apostar por ese periodismo, el de enviar a la gente a sitios lejanos", Jiménez comenta que tener corresponsales supone un gran desembolso económico que muchos medios de comunicación no están dispuestos a asumir, pero insiste en que "el buen periodismo cuesta dinero".
La realidad es tajante: los corresponsales son una "especie" en peligro de extinción, ser uno de ellos supone una inmersión hacia lo desconocido, una experiencia vital que no todos los periodistas son capaces de afrontar. A lo largo de su trayectoria David Jiménez ha demostrado ser uno de los mejores corresponsales del mundo, comparado por algunos con el mismísimo Kapuscinski.
En la presentación de la IV Edición de Newspaper, David presentó su nuevo libro "El lugar más feliz del mundo", el último de sus tres libros publicados. En él cuenta el regreso a varios de esos lugares en los que estuvo como corresponsal, para observar los cambios que se han producido con el paso del tiempo "regresar, volver a esos lugares para saber que había sido de esas personas que nos contaron su historia" puntualiza David. El periodismo en el que siempre ha creído este periodista se basa en que la gente te presta su historia para que tú seas el la cuentes.
El autor explica la contradicción que existe entre la portada y el título del libro, ya que muestra un autobús abandonado que no ha conseguido llegar hasta su destino. David cree que los lugares que visitas cuando eres corresponsal no hay que olvidarlos, es más, si tienes la oportunidad has de volver para ser testigo de los cambios, tal y como hizo él en varias ocasiones.

A pesar de su juventud las palabras de David muestran madurez y sabiduría, y todos esos valores los demostró cuando decidió romper con su trabajo basado en el periodismo actual, dirigido por empresarios que tan solo buscan el beneficio económico. "Hay muchos jefes que están intentando matar el periodismo, pero hay muchas posibilidades que ahora tiene esta nueva generación de comunicadores. Internet abre nuevas posibilidades en el mundo de la información, no tenéis que dejar que nadie os diga que no es posible" dijo Jiménez a todos los alumnos que abarrotaban la sala.
Por otro lado David se mostró contrario a que los periodistas trabajen de forma gratuita, argumentando que nuestro trabajo vale dinero y no se puede caer en ese tipo de explotación porque "cree que es la mejor profesión del mundo, porque das voz y voto a los que no lo tienen", pero también destaca que a pesar de las dificultades que muestra la profesión "nunca puedes ser el protagonista de las historias", es un dato que se debe omitir.
David defendió también el papel que tiene la mujer hoy día como corresponsal, ya que su forma de trabajar está marcando una nueva etapa en el periodismo, gracias a su valentía y especial sensibilidad.
En la ronda de preguntas destacamos la respuesta que dio cuando le preguntaron sobre las claves para realizar una buena crónica, "jamás he escrito una crónica que me haya dejado satisfecho, pero si que hay unos elementos claves: hay que ir al lugar, hablar con la gente, documentarse e implicarse al máximo", y tener en cuenta que "no hay que reflejar la emotividad en el reportaje" explica Jiménez. Parafraseando a Kapuscinski, David Jiménez, dijo que "los cínicos no sirven para este oficio; para ser un buen periodista hay que ser ante todo buena persona".
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